«Mas, a pesar de su monstruosidad, no me resultaban del todo desconocidas. Demasiado bien sabía lo que debían ser... pues ¿acaso no era todavía reciente el recuerdo de aquella funesta tiara de Newburyport? Eran los sacrílegos peces-ranas del indescriptible dibujo pero vivos y en todo su horror. Y al verlos también comprendí lo que aquel jorobado sacerdote de la tiara que vi en el negro sótano de la iglesia me había recordado.»

H.P. Lovecraft, La sombra sobre Innsmouth.