«En cambio, en las sociedades urbanas de finales del siglo XX, en las que, de una hora a otra, todo el mundo es reemplazable y en realidad ya superfluo desde su nacimiento, lo que importa es arrojar continuamente lastre por la borda, olvidar sin descanso todo lo que podría recordar: la juventud, la infancia, el origen, nuestros progenitores y antepasados».
W.G. Sebald, Campo Santo.