«Hallux: ¿Quiere que se lo lea?
Marlowe: No hace falta. Si no recuerdo mal, la única manera que tiene el cerdo inmundo del marido de follársela es reclinándose en unos cojines mientras ella está de espaldas, hundida en los pliegues de grasa. Nabokov dice que se aparean como los sapos o las tortugas, sin verse las caras».
 Eduardo Lago, Siempre supe que volvería a verte, Aurora Lee.