«Por más soñador que fuese Marius, ya hemos dicho que era de naturaleza firme y enérgica. Los hábitos de recogimiento habían disminuido tal vez su facultad de irritarse, pero habían dejado intacta la facultad de indignarse. Se apiadaba de un sapo, pero aplastaba a una víbora. Ahora su mirada había penetrado en un agujero de víboras; era un nido de monstruos el que tenía en su presencia.
¡Es preciso aplastar a esos miserables! —dijo.».

Victor Hugo, Los Miserables